Fotografía terapéutica y participativa

dar a lo cotidiano un sentido elevado,

a lo conocido, la dignidad de lo desconocido, a lo finito,

el brillo de lo infinito

La fotografía terapéutica y participativa constituye un campo emergente que articula prácticas artísticas y enfoques terapéuticos para facilitar procesos de autoconocimiento, memoria, identidad y transformación social. Partiendo de una base interdisciplinar, esta metodología integra la imagen fotográfica como vehículo para la exploración emocional y la construcción de sentido, en diálogo con teorías contemporáneas de la psicología, el arte y la educación popular.

Mi trabajo se apoya en referentes clave como el enfoque de Judy Weiser, pionera en la photo therapy, que propone la fotografía como herramienta de acceso al mundo emocional y de sanación psíquica. Recupero también la fuerza documental y emancipadora del trabajo de Jo Spence, la propuesta autobiográfica de Cristina Núñez, así como la dimensión relacional y poética de la obra de Agnès Varda, o los proyectos colaborativos de JR, que entienden la imagen como acto colectivo y transformador.

Integro además aportes de la arteterapia transdisciplinaria, la pedagogía crítica, el pensamiento ecológico y feminista, y recientemente, el paradigma salutogénico, que invita a centrar la atención en los factores que generan salud y bienestar, más allá del síntoma o la carencia.

A través de talleres, procesos grupales y acompañamientos personalizados, facilito espacios donde la fotografía se despliega como lenguaje integrador: palabra, cuerpo, emoción e imagen dialogan para resignificar vivencias, reconectar con el cuerpo y nutrir procesos vitales. No se trata de obtener fotografías «buenas», sino auténticas; no se trata de mostrar, sino de mirar(se).

En este trabajo, la imagen no es un fin, sino un camino: una práctica poética, política y profundamente humana que puede sostenernos y recordarnos lo que somos.

El Autorretrato como una Herramienta Terapéutica

El autorretrato puede ser mucho más que una imagen. Es una práctica íntima de observación y expresión emocional, donde colocarse frente a la cámara se convierte en un acto de presencia y de escucha hacia una misma. En un entorno cuidado, puede abrir la puerta a preguntas esenciales: ¿cómo me veo?, ¿cómo me miro?, ¿qué quiero contar?


Desde la arteterapia y la fotografía terapéutica, el autorretrato se ha explorado como una herramienta valiosa para el autoconocimiento, la elaboración simbólica de experiencias y la construcción de una narrativa personal más compasiva. Referentes como Judy Weiser, pionera en PhotoTherapy, o proyectos como los de Jo Spence y Rosy Martin en Re-enactment Photography, han mostrado cómo este recurso puede facilitar procesos de resignificación del cuerpo, recuperación de la voz propia y empoderamiento personal, especialmente en contextos de vulnerabilidad o transformación vital.


También desde investigaciones más recientes en arteterapia se reconoce su potencial en la integración emocional, la reconstrucción de la imagen corporal y la sanación de experiencias difíciles a través de lo visual y lo simbólico. Publicaciones académicas como el International Journal of Art Therapy o trabajos en el ámbito de la psicología visual y feminista han contribuido a consolidar su uso dentro de prácticas terapéuticas contemporáneas.


En mis acompañamientos, propongo un espacio seguro y respetuoso donde explorar la imagen desde el cuerpo, la emoción y la intuición. Este proceso puede integrar conversación, dinámicas arteterapéuticas y sesiones fotográficas sensibles, siempre desde una escucha profunda y sin juicios.


No se trata de obtener “buenas fotos”. Se trata de encontrarse, mirarse y habitarse con honestidad.
Está dirigido a personas que atraviesan momentos de cambio, desean reconectar con su cuerpo o simplemente sienten el deseo de mirar(se) con nuevos ojos.


No es necesario tener experiencia previa: solo estar dispuesta a habitar la imagen desde la verdad y la ternura.